Estar en Babia


«Badabia: Territorio fugitivo de los mapas que el sabio Alfonso mandó poblar en mil doscientos setenta y al que concedió un fuero. La manifestación visible de la Badabia coincide con una comarca montañosa al noroeste del antiguo reino de León». Pablo Andrés Escapa, en su libro Las Elipsis del Cronista.

Si realmente quieres «estar en Babia«, tendrás que venir a León, España. Si quieres saber más sobre la expresión «estar en Babia» pincha aquí. Aquí, entre montañas, ríos, lagunas, pastizales y castillos podrás encontrar la paz por la que suspiraron los Reyes de León hace ya diez siglos. Los Reyes del imperio que luego fue España venían a Babia, a descansar, a cazar también. Quizás fuera interesante que el actual Rey volviera a Babia, no a cazar, sino a reflexionar sobre lo que se debe hacer en la Corte. Mejor Babia que Botsuana, y mejor con una cámara de fotos que con una escopeta.

Babia te recibirá como siempre ha recibido a los viajeros, ya sigan las estrellas en dirección a Compostela o vengan rodeados de merinas desde la lejana Extremadura. La Babia real o la Vadabia – Badabia mítica te harán ensimismarte y alejarte del ruidoso mundo, actividad hoy más necesaria que nunca.

Como han señalado los historiadores, durante los siglos X y XI la actual comarca de Babia era denominada Vadapia, Uadabia o Vadabia; existen abundantes documentos que se refieren a la misma en esos términos, lo que indica que, al menos geográficamente, ya existía como tal. Fonéticamente el término deriva a mediados del siglo XII hacia Vahabia y Bahabia que se impone en las crónicas de los siglos XIII y XIV. De ahí a Babia ya no queda mucho trecho. Lo que debe descartarse es la interpretación etimológica empleada con cierta frecuencia, aunque sin fundamento alguno, que atribuye su origen a la expresión «Ba – Vía», queriendo indicar que hay camino hacia adelante. El origen de esta expresión habría que entroncarlo en hidrónimos prerromanos relativos al río que la cruza de Oeste a Este, y que hasta el siglo XII fue denominado Órbigo en muchos documentos, nombre que perdió en su tramo alto en beneficio del de Luna. El origen de Órbigo es también prerromano, vinculado a la raíz Ur (agua) que se mantiene aún en el eusquera.