Que la situación del Puerto de Pinos es insostenible ha quedado de manifiesto con las dos romerías que han organizado por separado los asturianos que suben su ganado a puerto babiano de Pinos. Aunque la prensa asturiana ha intentado maquillar el enfrentamiento, mezclando los intereses de los ganaderos de Babia, no cabe duda que las urgencias del consistorio asturiano provienen de la necesidad de calmar los ánimos de sus ganaderos. Pero claro, para ello hay que aprobar un régimen de usos de los pastos y saben que sólo lo puede hacer una administración pública de Castilla y León, por eso apelan ahora a la negociación con San Emiliano. El nuevo Alcalde de San Emiliano ha manifestado su voluntad de diálogo, cosa que nunca hicieron sus homólogos asturianos que han aprobado los reglamentos vigentes y abortados siempre de forma unilateral, también ha manifestado su apoyo a los ganaderos babianos, algo que se echaba en falta en sus antecesores. Ahora hace falta el posicionamiento del resto de instituciones leonesas.
El Puerto de Pinos se ha convertido en algo más que una disputa por la gestión de unos pastos, estamos ante un claro conflicto territorial y competencial, quien no quiera verlo es porque no quiere hacerlo.
Un Ayuntamiento asturiano no puede fomentar la ganadería asturiana en León facilitando pastos a sus ganaderos ya sea por medio de compra o de arrendamiento de montes o prados. Lo está haciendo fuera de su término municipal y eso lo prohibe nuestro régimen jurídico, como han sentenciado nuestros Tribunales. No es sólo una cuestión política, que también, sino claramente jurídica; conflicto al que hay que dar solución de forma inmediata. Nadie discute que hubo una subasta en 1926 y que compró los terrenos Mieres, pero dicha titularidad es hoy incompatible con nuestro ordenamiento jurídico. Como también lo es que la Junta de Castilla y León permita que Mieres arriende montes en nuestro territorio, tales operaciones están vedadas a Administraciones que no tengan competencia territorial sobre la finca en cuestión. La ganadería babiana, leonesa y castellano y leonesa sufre una agresión por una administración foránea e incompetente que la Junta de Castilla y León no puede tolerar.
La Diputación de León hizo hace años un estudio sobre la valoración de esos montes, es hora de que se empiece a trabajar sobre las vías para compensar a Mieres por la pérdida de una titularidad que ahora ya no puede mantener sin crear graves conflictos administrativos, ambientales, ganaderos, económicos y sociales. La anomalía del Puerto de Pinos debe corregirse y ahora es el momento de que todas las Administraciones públicas: juntas vecinales, ayuntamiento, diputación, junta de Castilla y León, conviertan Pinos en un proyecto de desarrollo económico y social para Babia y Luna. En otras partes de la montaña leonesa se están haciendo fuertes apuestas por su desarrollo, aquí además existe un problema y debe resolverse. Una vez el monte de Pinos en manos de Castilla y León, puede ser el sustrato de un proyecto dinamizador en todos los aspectos. Hace falta ambición, energía, generosidad y unidad. Y quizás un poco de orgullo: unos montes que pertenecieron a la Colegiata de San Isidoro de León durante siglos, luego a la familia Sierra Pambley y a su fundación, institución emblemática en la provincia de León, necesitan volver a manos leonesas. No dudo que los políticos leoneses en las Juntas Vecinales, en el Ayuntamiento, en la Diputación, en la Junta de Castilla y León, e incluso en el Gobierno de España estarán a la altura del reto y de las necesidades de Babia y de León.